Sobre mi
UN POCO DE MI VIDA…
Nací en la ciudad de Buenos Aires, pero hace muchos años me encuentro radicado al pie de la Cordillera de Los Andes, en la Provincia de Mendoza, Argentina.
De todas maneras, como dice una canción que he escrito: mi lugar en el mundo es mi corazón.
He viajado mucho, en un principio con la intención de aprender música, hasta darme cuenta que mi verdadero motivo de viaje era conocerme a mi mismo.
Así estuve estudiando guitarra y armonía con Luiz Claudio Ramos en Río de Janeiro, Brasil (guitarrista y productor artístico de Chico Buarque), y unos años más tarde estaba en la isla de Chipre visitando a mi maestro, el sabio sufi Mawlana Sheikh Nazim y visitando en Konya, Turquía, la tumba y el santuario de Mevlana Jalaluddin Rumi, cuya poesía y mensaje cambió mi vida para siempre, desde una dirección exterior hacia un sendero interior.
Esto no significa que uno deje de moverse, mientras estemos en este mundo estamos en movimiento.
Hoy comparto mi trabajo alrededor de mi país, Argentina, y en distintas ciudades de Chile, Ecuador, Colombia y España.
Hay quienes me consideran un músico, y se acercan a mis conciertos, hay quienes me consideran un amigo y un guía en el camino interior y se acercan a mis seminarios y mis retiros, hay quienes me consideran un escritor y se acercan a mis libros.
Así que esas tres direcciones: la música, el trabajo espiritual y la escritura, desde mi, se dirigen al mismo destino: nuestro corazón y su inmenso misterio, nuestro ser y su belleza.
Mi transmisión espiritual es universal, libre de dogmas y solemnidades. El sufismo ha sido la mayor fuente de conexión con mi corazón, aunque no la única. Y mi invitación no es a mirar un determinado camino espiritual, mucho menos a afiliarse a una tradición, sino a alumbrar nuestra comprensión de nosotros mismos, libres de todo límite, de toda etiqueta, de todo dogma. A reconocernos como paz, amor y abundancia.
Mi música también es universal, sin embargo el oyente entendido en la materia reconocerá la inconfundible huella de la música popular argentina y sudamericana, en cadencias de milonga, zambas o chacareras, a veces más implícitas y otras más explícitas.
Mi escritura también deja ver la influencia del sufismo, especialmente en la poesía, pero, al igual que en la música, creo que se deja reflejar también la huella de la poesía latinoamericana y española.
He tenido la bendición de viajar con algunos maestros sufis, acompañarlos como músico, traducirlos en sus seminarios y conferencias, caminar al lado de ellos, sentir la fragancia del amor en cada encuentro, en cada lugar que visitábamos.
Entonces me volví devoto de ese perfume y comprendí que brota del corazón.
Y comprendí que esa bendición que me tocó vivir, era para ser compartida y seguir expandiendo y compartiendo, corazón a corazón, es la esencia que nos despierta y nos vuelve enamorados.
No enamorados de alguien o de algo, sino del amor mismo.
Y la música es, precisamente, el idioma más cercano al corazón.